¡ZAPATERO A TUS ZAPATOS! – Onicomicosis

Estoy realmente indignada con las cosas que me cuenta la gente que oye o que oigo yo misma y por eso he decido escribir esta entrada.

Hoy, sin ir más lejos, una amiga ha ido a un centro de estética para que le pintaran las uñas. Tras hacerle las manos iban a pasar a los pies, pero al ver que no tenía las uñas en perfecto estado han decidido diagnosticarle una onicomicosis. ¡Así la han llamado! Cuando primero, no pueden diagnosticar; segundo, no pueden tratar este tipo de afectaciones; tercero, la única forma de saber al 100% que se trata de un hongo es haciendo un cultivo, cosa que tampoco podrían solicitar.

Os nombraré alguna de las barbaridades que han pasado a comentarle después de esto:

  • Que tenía una onicomicosis pero que no se preocupara, que no era un hongo (la mayor controversia que he oído en mucho tiempo, ya que la onicomicosis es la infección de las uñas por hongos).
  • Luego ha pasado a inventarse el mecanismo de crecimiento de un hongo, porque según él empiezan siempre en el mismo sitio y crecen de la misma manera y hacia la misma dirección todos.
  • Que no se preocupara que se lo podía curar en ese mismo instante, con una sesión de láser. Tras negarse mi amiga ha insistido tanto que ha tenido que decirle no, es que tengo amigos podólogos, prefiero preguntar primero a un profesional de esto. A lo que ha pasado a decirle que no, que un podólogo no le puede hacer eso, que ellos solo quitan los callos y hacen plantillas, que las onicomicosis las tratan con cremas sólo, y no son eficaces…

Sinceramente, sé que sólo quería vender un tratamiento para amortizar la máquina que se había comprado. Más que nada porque a mi amiga le costó mucho salir del sitio.

Pero para que entendáis mejor mi cabreo, he de añadir que, casualmente, en este caso en concreto, yo anteriormente había tenido una conversación con esta persona, iniciada por él, porque al enterarse de que yo era podóloga quiso saber cómo trataba los hongos, si utilizaba láser, me contó que él sí, me preguntó si me interesaría trabajar en su centro de estética… A todo esto yo, muy educadamente, le estuve explicando que eso no podía ser, que un esteticista no puede tratar una onicomicosis porque es un tratamiento sanitario no de estética (en este momento me hizo explicarle el por qué también… que fue claro: porque lo dice la ley, supongo que porque nos hacen estudiar una carrera universitaria para ello), que yo no podía trabajar en un centro que tuviera servicios de estética porque la ley no lo permite, que necesitaría un registro sanitario y si se lo concedieran no podría tener servicios estéticos, a no ser que fueran ejecutados por médicos (dermatólogos, cirujanos, …) pero en ningún caso por esteticistas.

No quiero obviar la falta de conocimientos que me demostró al comentarme que con el láser conseguía en una sesión eliminar todas las bacterias y así desaparecía el hongo. Aquí fui yo la que me equivoqué, porque estuve explicándole que eso no era así, que un hongo no es una bacteria, lo cual me discutió hasta que entendió que se trata de microorganismos totalmente diferentes y no tienen por qué darse juntos. También me equivoqué al corregirle en varios conceptos más erróneos que me demostró tener. Pensé que le había dejado claro lo que había, porque pareció asumirlo todo, pero hoy, más de dos meses después, aún me he dado cuenta que me equivoqué en algo más… ¡En no tomar las medidas oportunas!

Por supuesto, voy a dejar constancia de todo esto en el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana, que estoy segura que tomará las medidas oportunas.

Os animo a que hagáis lo mismo cuando tengáis indicios de cosas similares, porque es algo muy grave, que nos hace daño a todos, sí a TODOS, ¡TODOS! Tanto a los profesionales como a los clientes, que son atendidos, a veces sin ser conscientes, por personas no cualificadas para los tratamientos que realizan.

 

Regina Beltrán.

Podóloga.

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