Hace muchos años, cuando estaba en la universidad, recuerdo a uno de los profesores hablando sobre el término «paciente». Este profesor dijo que estaba en nuestra mano cambiar ese concepto y empezar a utilizar las palabras cliente o usuario, ya que llamarlos pacientes los excluía del tratamiento. Se da a entender que deben ser sujetos pasivos del tratamiento y apelar a la paciencia para que dicho tratamiento haga efecto. En aquel momento y sin haber tratado a ningún cliente todavía no tuvo para mi mucho sentido aquella charla.
Ahora que llevo miles de tratamientos realizados entiendo perfectamente las palabras de aquel profesor y por mucho que intentemos involucrar a los clientes en nuestros tratamientos en ocasiones resulta imposible. Durante muchísimos años la medicina pauta a los enfermos fármacos que los excluyen del tratamiento y que únicamente los responsabiliza de tomárselos con la frecuencia y cantidad adecuada. Los fisioterapeutas hemos heredado esa tendencia en nuestros clientes y son muchos los que únicamente quieren tumbarse en la camilla y ceder toda la responsabilidad al terapeuta.
Cuando un cliente llega a mi consulta y me cuenta sus dolencias, trato de emitir un diagnóstico e inmediatamente después con la ayuda del implicado buscamos las causas o el origen de las mismas. Un accidente fortuito, malas posturas, gestos deportivos u otras muchas causas pueden estar implicadas en sus lesiones y por lo tanto aunque realicemos el tratamiento perfecto y eliminemos todo rastro de lesión el cliente debe asumir la responsabilidad de actuar frente a las causas para evitar la recidiva o la aparición de nuevas lesiones y es aquí donde muchas veces nos encontramos con el problema.
«Me siento fatal en la silla del trabajo pero para eso vengo, tú arréglame», «¿Tengo que parar? No, quítame la contractura que el domingo tengo que jugar», «Ya se que me sobran muchos quilos pero como vengo aquí y me dejas como nuevo…» Esto es un ejemplo de lo que escuchamos todas las semanas en la consulta y podría poner muchos más pero cuando hablamos de las pautas domiciliarias ocurre parecido: «No me mandes ejercicios que no los voy a hacer», «Dime lo que quieras pero no puedo adelgazar», «Yo si quieres vengo más veces pero no voy a parar de hacer deporte»
Todo es una cuestión de responsabilidad. Las personas deben participar activamente en los tratamientos y no únicamente ser sujetos pasivos de los mismos y nuestra labor como terapeutas es guiarlos para que ello ocurra. Los sanitarios en general debemos utilizar todos nuestros conocimientos para conducir a los clientes hacia una vida más saludable y junto con ellos responsabilizarnos en el proceso.
Obviamente no todas las personas son iguales y los hay muy responsables. Realizan los ejercicios pautados, corrigen sus posturas, mejoran su alimentación y hacen caso a nuestras recomendaciones. Y os aseguro que esos clientes visitan con mucha menos frecuencia las consultas sanitarias.
Debemos dejar de ser «pacientes».
Raúl García Zapater
Fisioterapeuta
Me encanta este post, estoy completamente de acuerdo. Que gran verdad.
Gracias Belén. Ahora estaremos mucho más activos con el blog